"Mi deseo", Estelí Morales Huitzil
¿En dónde estarán nuestros muertos? ¿Dónde saciarán el deseo? ¿Habrá deseo todavía? ¿Yo sentiré deseo después de trascender a otro plano?
El deseo palpita entre mis piernas, furioso, quiere consumirse a sí mismo, pero no dejo que me destruya. Quiero ahogarme en él, sentir que respiro a cuenta gotas y después profundo. Me conduzco por el camino del deseo, antes un laberinto del que no podía escapar. Ahora manejo a mi modo el deseo. Lo siento transcurrir en mis caderas, subiendo cada vértebra de mi espalda para luego hacer una parada en mi cuello, detenerse, murmullarse a sí mismo, descender por mi nariz y mis labios, entre mis pechos y anidarse en mi ombligo para esperar a desatar su furia acompasada más abajo y más allá.
El deseo ha transitado mis veredas, se ha perdido entre ellas y lo encuentro divertido y curioso escondido entre mis pliegues, juguetea, se desentiende de este mundo destructivo que se olvida del deseo. ¿Si yo fuera deseo en dónde saciaría esto que siento? Si yo fuera deseo me buscaría en las ganas de bailar entre luces estroboscópicas y voces sensuales que le danzan a la vida, entre cuerpos sudorosos que se tocan por el espacio que es exiguo; también me buscaría en las danzas de los cuerpos que le piden a la Luna y a la Madre Tierra con furia deseosa en cada golpe al suelo, en las palmas, en los pies, en el cuerpo que se agita, en los ruidos guturales que provocan el llamado a la vida.
Si yo fuera deseo me encontraría en tus detalles de silencio, en las fuerzas que generas para llegar al clímax. Un propósito logrado, y luego otro y otro, y ese es el deseo consumido. Si yo fuera el deseo que me construye, ahora entendería que se vierte en palabras que se amoldan, en garabatos desperdigados, en letras garigoleadas que sólo yo entiendo (y a veces no).
El deseo de escribir(me). El deseo que continúa ante la vida, ante la muerte, ante la indiferencia, ante el silencio que violenta. El deseo de escribir nunca muere, a pesar de mantenerse escondido por temporadas. Porque el deseo también se debilita y siente fatiga y prefiere contemplar los demás deseos que le conforman, y sentir un poco de envidia, lamentarse callado, llorar en el rincón. Esperar a que las ideas broten o que el silencio explote de tanto silencio y dejar, ahora entonces, volcarse entre chorros de la tinta, escurrirse entre las hojas, mojarse de palabras, ahogarse entre párrafos, y por último aprender a nadar dentro de los mares de escritura. Ahora con calma y serenidad, respirando acompasados, dejándose llevar por el vaivén del deseo que conduce el escribir(me).
Estelí Morales Huitzil
Escritora y docente. Sé que me gusta escribir y, aunque a veces me pierdo en la rutina de los días, regreso decidida a ese “cuarto propio y no tan propio” que me permite plasmar mis sentipensares. Tengo textos en los espacios digitales de Colectivo Hékate, Especulativas e Histórikas, así como en la antología de minificción Resonancias (BUAP, 2018); también soy una de las 26 escritoras que conforman la octava antología de Escritoras Mx.



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