Tres microtextos de Mónica Camacho

Aurelia

Dicen las malas lenguas que eras ambiciosa, vanidosa, que tenías el cabello lacio, la piel morena, alta, delgada, que pintabas tus labios rojos, que le fuiste infiel al bisabuelo. Cuando me hablan de ti me asomo a una parte del pasado y un danzón aparece como música de fondo. Te imagino, con tus medias remendadas y los zapatos bien boleados, los labios rojos, la mirada fuerte de las mujeres que saben seducir, las que saben que quieren, pero están atrapadas en el tiempo. Al menos hubiera heredado tu estatura, eras tan única que nadie heredó tu nombre. Creo que me he hecho una fantasía de tu memoria, bien podrías haber sido generala, pero no sabías ni leer ni escribir, creo que la tuya fue mala suerte, me conformo pensando que podríamos en este tiempo ser amigas de parranda. 


La mancha

Son de todas las formas, y tamaños, algunas largas, con huesos flexibles, otras con miradas temibles con voz de trueno, con manos y dedos grandes, todas tienen una mancha de nacimiento, roja enorme, unas en el brazo, otras en la cara, en la espalda. Se reconocen entre sí, se saben seguras en la tribu, pero no les da miedo mostrar su mancha, aprendieron que la mancha es su poder y no las define, pero reconocen que existen otras, que no han tenido su suerte, monstruas y quimeras que son escondidas, que odian su mancha y la cubren.

 

Elvirita

De cabellos dorados, piel blanca y ojos azules, pequeña y menuda, las tías, los tíos y mi padre hablan de tu físico, como si tener ojos azules y piel clara te pusiera al nivel superior a todos los demás. Sé que fuiste creativa, abnegada, pero no sé nada de ti, si pudiera te entrevistaría, te preguntaría si alguien peinaba tu cabello, ¿era tu madre, tus hermanas? ¿nadie te peinó? ¿Qué te hubiera gustado hacer si no te hubieras casado? ¿Cómo era ser esposa de Pedro, te enamoraste de él? ¿Era el amor de tu vida? ¿O fue una situación más práctica? ¿Cómo te llevabas con tu madre? ¿Cuál es tu historia? ¿A quién le confiabas tus secretos? ¿Qué te hacía reír? ¿Qué te gustaba de tu vida? ¿Qué me dirías, Elvirita? ¿Por qué quería tanto a mi papá? A veces pienso que estaba enamorado de ti, no me veas feo, pero nunca he escuchado nada malo de ti, así que también pienso que santa, santa no eras. ¿Alguna vez te rebelaste, abuela?



Mónica Camacho
(Ciudad de México, 1982) Maestra en Educación y educadora sexual, eterna aprendiz, amante de la cerveza obscura y viajera de corazón.



 

 

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